La tigeciclina es un antibiótico perteneciente al grupo de las glicilglicinas, con potente actividad frente a una amplia variedad de microorganismos, incluidos los multirresistentes1. Actúa bloqueando la síntesis proteica mediante la fijación del complejo aminoácido-ARN al ribosoma.
Aunque las indicaciones aprobadas por la Food and Drug Administration (FDA) no son idénticas a las de la European Medicines Agencie (EMEA)1, su uso en nuestro país está limitado a las indicaciones avaladas por los estudios clínicos realizados, que consisten básicamente en infecciones intraabdominales e infecciones complicadas de piel y tejidos blandos. Sin embargo en la práctica clínica, su utilización se amplía para el tratamiento de infecciones graves por gérmenes multirresistentes2,3.
Hemos analizado durante el pasado año 2009 las indicaciones y resultados del tratamiento con tigeciclina en la UCI de un hospital de tercer nivel. Para ello, se definió la respuesta clínica como positiva cuando hubo mejoría parcial o total de signos y síntomas de infección, negativa cuando no hubo mejoría o hubo deterioro clínico, e incierta cuando no hubo datos que nos permitieron conocerla.
La respuesta microbiológica se consideró positiva cuando se negativizaron los cultivos de control a partir del 5° día de tratamiento, negativa cuando persistía el microorganismo a pesar de tratamiento correcto, y no documentada cuando no se realizaron cultivos de control.
Se realizaron 44 tratamientos con tigeciclina durante al menos 1 semana, en pacientes de 48,1±15,5 años, siendo el 81,8% hombres. La gravedad de los pacientes al ingreso, medida como mediana (y rango intercuartílico) de APACHE fue 22 (16-28). El motivo de ingreso fue por patología médica en 43,2%, trauma en 29,5% o quirúrgica en 27,3%. Hasta un 82% no tuvieron comorbilidades importantes.
La localización más frecuente de la infección fue del tracto respiratorio (51,2%) siendo el 27,3% neumonía asociada a ventilación mecánica, traqueobronquitis 20,4% y neumonía de la comunidad en 2,3%. Otras localizaciones menos frecuentes fueron piel y herida quirúrgica en 13,6%, intraabdominal en 13,6%, bacteriemia primaria en 9,1% e infección por catéter en 4,5%. Las indicaciones fueron según ficha técnica únicamente en un 27,9% y en un 9,3% se usó de forma empírica.
El germen para el que se utilizó fue Acinetobacter baumanii (81,4%), Klebsiella pneumoniae (4,7%) y Enterococcus faecalis (4,7%).
El perfil de resistencias del acinetobacter en nuestra unidad se ha ido modificando durante los últimos años, pero globalmente podemos decir que tenemos un 83,8% de resistencias a carbapenemes y un 74,4% a ampicilina-sulbactam. Los fármacos testados con menos resistencias, son la amikacina (9,3%), colistina (7,6%), la y la tigeciclina (4,2%).
En al menos el 74,4% se utilizó en combinación con otro antibiótico: colistina intravenosa en 25,6%, colistina aerosolizada en 32,6% o amikacina en el 14%, siendo datos muy parecidos a los publicados por Alvarez Lerma et al recientemente4.
Se observó una respuesta clínica positiva en el 67,4% y negativa en el 30,2%, aunque la respuesta microbiológica fue peor (37,2% negativizó cultivos, 34,9% persistieron cultivos positivos y carecemos de datos en 27,9%). En ningún caso de persistencia microbiológica se objetivó la aparición de resistencia a tigeciclina.
Como conclusión podemos extraer que la tasa de uso compasivo de tigeciclina en nuestro centro (fuera de las indicaciones aprobadas) ha sido muy elevada, y que ha supuesto una nueva arma de gran ayuda contra gérmenes multirresistentes en entornos de cuidados intensivos, generalmente en asociacion con colistina, como tratamiento de rescate o como uso compasivo, mostrando una buena respuesta clínica y en algunos trabajos, un descenso de la mortalidad5.